Tanto la libélula como el caballito del diablo forman parte del orden de insectos artrópodos voladores conocido como Odonata. Estos insectos desarrollaron su capacidad de volar durante la era mesozoica. El nombre odonata proviene de la voz odontos que en griego antiguo quiere decir diente y hace referencia directa a la apariencia dentada de la mandíbula del caballito del diablo y de las libélulas. Dentro del orden odonata se conocen más de cinco mil novecientas especies. Los antepasados directos de los insectos odonata son el grupo más antiguo de los insectos voladores. Los odonatos han llamado la atención de los entomólogos y biólogos y por eso han sido estudiados de forma intensiva. Además son unas criaturas muy populares entre los entusiastas de la observación de animales e insectos, incluso existen casi tantos grupos de observación de odonatos como grupos de observación de aves.
Algunas personas confunden o creen que los caballitos del diablo y las libélulas son el mismo insecto. Aunque a simple vista pueden parecer criaturas idénticas para el ojo no entrenado, la verdad es que existen diferencias notables, a continuación, enumeramos algunas características que pueden servir para diferenciar a los caballitos del diablo y a las libélulas:
La libélula y el caballito del diablo están directamente relacionados con los entornos acuáticos, sobre todo los ejemplares más jóvenes, porque los odonatos conforme van creciendo se van alejando del agua, aunque los adultos de la mayoría de las especies siempre se mantienen cerca de las lagunas, estanques y charcas. Estos insectos tienen un área de distribución amplia. Pueden encontrarse en todos los continentes con excepción de los territorios antárticos.
Con frecuencia se utilizan a los odonatos como indicadores de la calidad de las condiciones ambientales de determinado ecosistema porque estas pequeñas criaturas aladas suelen establecerse solo en ambientes con ciertos niveles de pureza en el agua. La calidad del agua influye de forma directa en el desarrollo de las libélulas y los caballitos del diablo. Otro factor que pueden medir los biólogos al observar la población de los odonatos es la diversidad y cantidad de insectos que se pueden encontrar en cierta área. Los odonatos solo pueden sobrevivir si en el entorno existe una gran cantidad de insectos que puedan servir como alimento. Además, las libélulas y los caballitos del diablo son animales con una sensibilidad a las temperaturas bastante alta. Como consecuencia de esa sensibilidad térmica, los odonatos en los últimos años han comenzado a establecerse en ambientes más elevados, buscando temperaturas más bajas. Por tal razón la hibridación y mezcla entre especies cada día aumenta, ya que se mezclan ejemplares que habitan en distintas zonas. Con los años también se ha observado un menor desarrollo en los ejemplares adultos. Existe una relación directa entre el aumento de la temperatura global y el descenso en el tamaño de las libélulas y caballitos del diablo.