Marsopa

La marsopa, Phocoena, Phocoenoides y Neophocaena, son cetáceos con dientes. Con frecuencia se cree que los mamíferos del infraorden cetácea son criaturas de proporciones gigantescas (como las orcas y ballenas), pero también existen cetáceos más pequeños, como ocurre con los delfines y las marsopas. Estos últimos son una familia de cetáceos distinta de la familia de los delfines, aunque comúnmente se les confunde.   

¿Qué es una marsopa?

Una marsopa es una criatura mamífera marina del infraorden Cetacea y de parvorden Odontoceti. Las marsopas son un conjunto de animales cuya apariencia recuerda a la de los delfines, aunque los biólogos marinos explican que las marsopas están más relacionadas con otros mamíferos del mar específicamente con las belugas y los narvales. Como es fácil confundir a las marsopas con los delfines una forma de distinguir a estas criaturas es observando sus dientes. Los delfines tienen dientes con forma de cono, mientras que las belugas cuentan con piezas dentales aplanadas con forma de espada. Otro rasgo que puede servir para distinguir a las marsopas de los delfines es el pico. Las marsopas tienen un pico más corto, mientras que la zona rostral de los delfines suele ser más alargada (con excepción del delfín de Héctor que tiene un pico bastante corto). Por increíble que pueda parecer para muchos, las marsopas están también emparentadas con el hipopótamo (Hippopotamus amphibius). Los biólogos marinos que han estudiado el aspecto de la evolución de estos animales han descubierto que el hipopótamo es el animal antecesor vivo más cercano a la marsopa. Según los estudios de ADN las marsopas se separaron de los hipopótamos hace más de cuarenta millones de años. Los científicos explican que los focénidos (como también se conoce a las marsopas) son descendientes de los ungulados. Por eso el origen de las marsopas se encuentra entre cuarenta y cincuenta millones de años, cuando los ungulados terrestres comenzaron a vivir en el océano.

Características físicas de la marsopa

Los biólogos marinos describen al cuerpo de las marsopas como redondeado con forma de torpedo. Esta fisionomía hidrodinámica les permite a los focénidos desplazarse en el agua con la menor resistencia posible. La anatomía de todas las especies de marsopas es muy similar, la principal característica común es que carecen de ese pico que tienen los delfines. En cuanto al color todas las especies tienen varios colores combinados en su cuerpo, gris, negro y blanco. La disposición de los huesos del esqueleto de las marsopas también contribuye con el desplazamiento, los especialistas señalan que en el esqueleto de las marsopas se encuentran las claves de la gran velocidad que tienen a la hora de nadar. Los distintos rasgos que se observan en estos animales son claras adaptaciones evolutivas para sobrevivir al entorno acuático marino. Entre estos rasgos se encuentran: el tamaño reducido y la posición de los ojos (a cada lado del cráneo para garantizar una mayor visión periférica) y la ausencia de aberturas auditivas externas visibles. En la especie existe un apreciable dimorfismo sexual que se manifiesta en el tamaño: la hembra es más grande que el macho. El tamaño de las marsopas varía según la especie. La vaquita marina (Phocoena sinus) puede llegar a medir hasta un metro con cuarenta centímetros mientras que la marsopa de Dall (Phocoenoides dalli) puede llegar a crecer hasta los dos metros con treinta centímetros. Otro rasgo evolutivo de la fisionomía de las marsopas es un espeso manto de grasa que se encuentra bajo su dermis. Esta capa tiene dos propósitos, sirve para que el animal pueda conservar su temperatura corporal en las aguas gélidas de ciertos entornos y además es una eficiente barrera protectora contra los ataques de los depredadores.

Aunque tienen un campo visual bastante amplio las marsopas no tienen un sentido de la vista muy desarrollado. Algunos estudios sugieren que las marsopas no cuentan con sentido del olfato (no se han encontrado lóbulos olfatorios en las marsopas). También se cree que tienen un sentido del gusto limitado porque sus papilas gustativas se han atrofiado. Según los expertos, el sentido más desarrollado de los focénidos es el oído. El oído de las marsopas funciona como un sonar o radar biológico y trabaja en conjunto con otras partes del cuerpo de este animal como el melón (una porción de cabeza de la marsopa que está llena de grasa y que funciona como un amplificador y receptor de las señales acústicas).

Características morfológicas según especies de marsopas

Marsopa común

La marsopa común, Phocoena phocoena, se diferencia porque tiene un color gris oscuro con manchas grises y es blanca en la parte ventral con una línea gris que va desde la aleta hasta la comisura de la boca.

Marsopa del Pacífico

La marsopa del Pacífico, Phocoena sinus, es casi idéntica a la marsopa común excepto que tiene el cuerpo de color gris con un degradado hacia gris oscuro. Es una especie casi extinta.

Marsopa espinosa

La Marsopa espinosa, Phocoena spinipinnis, tiene la piel de color gris negruzco por el dorso y los laterales, pero más clara en forma de manchas en la parte ventral. Su aleta dorsal baja con la parte trasera convexa. Es una especie vulnerable.

Marsopa de anteojos

La marsopa de anteojos, Phocoena dioptrica, con piel de color negra en el dorso y de color blanco por debajo, se caracteriza por labios y ojos perfilados de negro. Desde la comisura de la boca va una franja gris hacia las aletas. Las aletas son de color blanco. La aleta dorsal es baja y en ángulo recto.

Marsopa de Dall

La Marsopa de Dall, Phocoenoides dalli, es la especie más grande de todas y tiene toda la piel negra excepto de color blanco en un tercio del vientre y en la parte superior de la aleta dorsal.

Marsopa sin aleta

La Marsopa sin aleta, Neophocaena phocaenoides, su característica principal es que es la única marsopa que no tiene aleta dorsal. Pero tiene unos pequeños bultos sobre la espina dorsal. Es la única que tiene algo de labio protuberante.

Comportamiento

Una particularidad de las marsopas que las diferencia de otros animales es que tienen un tipo de respiración conocida como respiración consciente. Eso quiere decir que la respiración no ocurre de forma automática sino que es una respuesta voluntaria. Ese mecanismo de respiración consciente influye en los distintos aspectos de la vida de los focénidos. Uno de los aspectos que más se ve afectados por la respiración de las marsopas es el sueño. Si las marsopas se durmieran por completo podrían ahogarse, por eso han desarrollado un tipo de sueño en el que un hemisferio cerebral permanece activo para controlar el nado, la respiración y evitar el contacto con potenciales depredadores mientras duermen. Este tipo de descanso ha sido observado por los científicos al estudiar a distintas marsopas en cautiverio a través de encefalogramas y otros mecanismos de medición de la actividad cerebral que muestran que durante la fase del sueño de los focénidos un hemisferio registra ondas lentas mientras que en el otro se observa alta actividad, tal como cuando el animal está despierto. Los expertos que se han encargado de estudiar el comportamiento de estos animales explican que el ciclo de sueño y vigilia de las marsopas es bastante parecido al ciclo de otros mamíferos, pero se diferencian de forma notable durante el sueño porque estos cetáceos suprimen la fase de sueño REM. Eso les permite conservar durante el descanso la agilidad y la capacidad de respirar de gorma consciente.

Reproducción de las marsopas

El periodo de gestación de las marsopas es largo, puede durar un año. Las hembras tienen a una sola cría que nace en el agua. Las hembras maniobran durante el parto para evitar el ahogamiento de las crías. Las marsopas recién nacidas necesitan de la atención y el cuidado constante de la madre para poder sobrevivir. Las hembras, aunque tienen glándulas mamarias desarrolladas, no amamantan a sus crías porque al principio estas no pueden succionar directamente. Por eso en lugar de amamantar a los recién nacidos las hembras vierten leche en sus bocas. La leche es vital para el crecimiento de las marsopas bebés. Los biólogos describen la leche de marsopa como una sustancia espesa, tan espesa que tiene  la consistencia de la pasta de dientes. La densidad de la leche de marsopa se debe a la cantidad de grasa que en ella se encuentra. Esta grasa contribuye en gran medida al desarrollo del melón. Las crías son destetadas a los once meses y luego se vuelven criaturas independientes cuando cumplen uno o dos años. La madurez de las marsopas varía de especie a especie, en algunas la madurez se alcanza a los siete años, pero en otras a los diez años.

Alimentación

Las marsopas tienen una dieta amplia. Se alimentan de criaturas que habitan en la zona pelágica y en la zona béntica. Pueden comer crustáceos, especialmente langostinos, también cefalópodos, peces y en ocasiones ciertas clases de algas.

Hábitat de los focénidos

Los focénidos pueden encontrarse en una cantidad diversa de hábitats y entornos, además pueden habitar en aguas tropicales y polares. Algunas marsopas habitan en ríos, otras en aguas costeras y algunas en el océano.

Estado de conservación y amenazas

Por años las marsopas han sido cazadas en distintos lugares del mundo para aprovechar su carne y su grasa. En la actualidad la caza de los focénidos ha disminuido de forma considerable, pero sigue siendo una amenaza para la supervivencia de la especie. La pesca intensiva es otra actividad humana que pone en peligro a las marsopas. Cada año mueren una cantidad importante de marsopas que son atrapadas de forma accidental en las redes de pesca. Estos cetáceos son muy sensibles a los cambios y alteraciones que se producen en su hábitat. Las actividades humanas que se desarrollan en el mar ponen en peligro a la vida de las marsopas que se ven afectadas por los cambios en el agua producidos por la contaminación. Incluso los grandes sonares que utilizan las embarcaciones y las bases militares y geológicas afectan a las marsopas porque aumenta el ruido y les dificulta el uso de su sonar natural.