Aunque a simple vista es posible confundir a un pigargo con un águila, en especial con el águila real o el águila calva, la verdad es que hay varios aspectos físicos y de comportamiento que pueden servir para distinguir a una especie de la otra. En esta entrada señalamos las características comunes y las diferencias más notables.
Lo primero que se debe tener en cuenta es que el pigargo y el águila pertenecen al mismo orden biológico conocido como: accipitriformes. Lo que quiere decir que se tratan de aves rapaces de gran tamaño, agilidad y hábitos diurnos. Por tal razón la mayoría de las características comunes que existen entre estas especies de aves son del tipo físico.
Incluso los observadores de aves más experimentados podrían confundir al pigargo con algún águila. Y es que la silueta que dibujan estas aves en el vuelo es similar, sin aparentes diferencias, sobre todo cuando las aves vuelan a cierta altura y el observador se encuentra en el suelo. Los observadores de aves, para identificarlas, suelen ayudarse de unas tablas donde aparecen los dibujos de las siluetas que tienen las distintas aves durante el vuelo y en el caso de las águilas y el pigargo se trata del mismo dibujo.
Si bien uno de los primeros rasgos del comportamiento que tienen en cuenta los ornitólogos para diferenciar a las distintas especies de aves en estado salvaje es el vuelo, cuando se trata de distinguir al pigargo del águila, el vuelo no ayuda a diferenciarlos pues el patrón de movimientos de estas aves en el aire es muy parecido. El pigargo y el águila apenas se esfuerzan. Mueven muy poco sus enormes alas, pero en cambio aprovechan las corrientes de aire para planear y desplazarse. Cuando aletean, la cadencia de los aleteos es tan similar que, incluso en cautiverio y a poca distancia podrían confundir al ojo entrenado de los ornitólogos y de los observadores especialistas.
Aunque es difícil distinguir a estas aves, existen algunas diferencias que pueden ayudar a diferenciarlos, a continuación, enumeramos algunas.
La primera diferencia que existe entre el pigargo y el águila es el tamaño. Si bien existen águilas más grandes, como el águila harpía y el águila filipina, ninguna supera al pigargo en envergadura alar. Además, las águilas que más se asemejan al pigargo tales como aquila chrysaetos y haliaeetus leucocephalus son más pequeñas que este.
Las llamadas del pigargo son distintas de los reclamos y trinos propios de las águilas más comunes. Las grandes águilas, que son las que pueden ser confundidas con facilidad con el pigargo, tienen un canto más potente, al punto que, en ciertos lugares, puede resultar un tanto ensordecedor. En cambio, el pigargo emite unos sonidos menos estridentes.
Tanto el pigargo como las águilas son aves de presa de gran astucia, y, si bien, el pigargo puede ser, en ocasiones oportunista y valerse de su habilidad para quitarle la presa a otra ave, las águilas, en especial el águila calva, suele tener mayor tendencia a mostrar comportamientos oportunistas y robarles la comida a otros depredadores de menor tamaño.
El área que ocupan las águilas es mayor que la que ocupa el pigargo. Las águilas pueden encontrarse en todos los continentes y están adaptadas a distintos tipos de clima y hábitats, en cambio el pigargo (con excepción del pigargo de las Islas Salomón y el pigargo vocinglero) se encuentra en las zonas templadas del norte.
Otro aspecto que sirve para distinguir al pigargo de otras aves es el color del plumaje. La gran mayoría de las águilas que pueden ser confundidas con esta ave son de plumaje oscuro, en cambio el pigargo muestra una pigmentación un tanto más clara, en especial en la zona interna de la cola.