Margay (Leopardus wiedii), el felino acróbata

Los felinos salvajes son animales capaces de generar impacto y respeto en quien los observa, algunos de ellos son tan conocidos como el león y tigre, mientras que otros son misteriosos y desconocidos, en esta lista se encuentra el margay.

El también llamado maracayá o caucel, es una de las 36 especies de félidos que existen en la actualidad, un depredador por naturaleza que acecha a sus presas con sigiloso andar. Sin lugar a dudas, este animal está lleno de características fascinantes que probablemente no conocías, y en esta oportunidad te presentamos.

¿Cómo es el margay?

El margay es un mamífero no es muy grande, mide alrededor de 50 a 70 centímetros de longitud contando solo la cabeza y el cuerpo. La cola de estos animales es más larga en proporción que la de otras especies de félidos, llegando incluso a alcanzar los 50cm. Posee patas con móviles dedos y distanciados entre sí.

El peso es similar al del gato doméstico, manteniéndose entre los 2,5 y 5kg, aunque algunos pueden llegar a los 9kg.  Una diferencia notoria con otros felinos, es que la hembra y los machos son muy parecidos, y ninguno es más grande que el otro.

Su consistencia es esbelta, con un rostro pequeño sobre el que resaltan unos llamativos ojos cafés de tamaño gigante, y unas orejas de puntas romas móviles que le otorgan la agudeza auditiva necesaria para cazar.

El pelaje de este pequeño felino es similar al del leopardo, con un fondo en tono marrón-amarillento, parecido a la tierra, y sobre el que se posan numerosas rosetas negras con un centro marrón. En algunas zonas el color se torna blanco, incluidas la parte posterior de la oreja, el vientre, región anterior del tórax, y alrededor de los ojos.

La agilidad del margay

El margay es el trepador más hábil del género Leopardus, este felino es capaz de realizar auténticas acrobacias, logrando descender velozmente de los árboles moviéndose en espiral a lo largo del tronco. Esta habilidad se debe a que sus tobillos pueden rotarse hacia atrás, permitiéndoles agarrarse a las ramas con las patas anteriores y posteriores al mismo tiempo, esta característica hace que podamos ver bajar de los árboles al margay con la cabeza adelante sin caerse.

Son excelentes saltadores, lo que les es muy útil al momento de cazar. A diferencia de otros depredadores, el margay no necesita de un sitio elevado para impulsarse, sino que pueden atacar a sus presas saltando desde el suelo.

Además, Leopardus wiedii, se impulsa entre las ramas de los árboles gracias a que se deja colgar de una rama con las extremidades posteriores, después se deja caer al mismo tiempo que saca las uñas, hacia la rama que se encuentra debajo. El margay es el único felino junto al leopardo nebuloso que se impulsa desde una rama para caer sobre una presa sin tocar previamente el suelo.

Hábitat

El margay pertenece al grupo limitado de felinos originarios de América, donde se le puede encontrar en países del centro y sur del continente como Brasil, México y Argentina. Es probable que algunos ejemplares vivan en los Estados Unidos, aunque su existencia en Norteamérica no está totalmente confirmada.

A estos animales les encanta trepar, y son muy buenos en ello. Es por esto que establecen su territorio en los distintos bosques del continente americano, para así pasar la mayor parte de su día en la altura de un árbol, donde están a salvo de otros depredadores.

Este estilo de vida se ha visto muy afectado por la actividad humana, específicamente por la tala de árboles, lo que hace que hoy en día el margay se encuentre en la terrible lista de especies amenazadas, ya que no se adapta con facilidad al cambio de espacios.

¿De qué se alimenta el margay?

Del mismo modo que otros felinos como leones y pumas, el margay es un depredador y carnívoro por excelencia, con una alta habilidad de caza que le otorga numerosas presas. Por sus reducidas medidas, lo común es que devore animales de tamaño pequeño como ratas trepadoras, las cuales constituyen más del 40% de su dieta, diversas especies de aves y animales arborícolas como pequeños simios o zarigüeyas.

Es un mamífero nocturno, descansa durante el día y sale a cazar en la noche. Para esto, se vale de sus llamativos ojos, que le ofrecen un amplio espectro de visión, y de su agudo sentido de audición.

En vez de perseguir a su presa por mucho tiempo, la suele emboscar de un solo salto, con un estilo bastante similar al del jaguar. Después de esto, la presiona con sus colmillos por el cuello hasta que deje de respirar.

Reproducción y ciclo vital

Como la mayoría de los gatos salvajes, este mamífero felino lleva una vida solitaria, y solo se unen al momento de procrear. No existe una época establecida para su reproducción, debido a que puede ocurrir durante cualquier mes del año.

El margay alcanza su madurez sexual cercano a los dos años de edad, tras lo cual se unirá con el sexo opuesto para la fecundación. El periodo de gestación es bastante corto, de aproximadamente 3 meses, y no suelen nacer más de dos cachorros por camada.

La solitaria madre esconderá a sus crías ciegas e indefensas en algún refugio, en donde permanecerán ocultas hasta pasadas las 10 semanas, momento en el que comienzan a acompañar a su progenitora durante las salidas.

La hembra les enseñará todo lo relacionado a la cacería y supervivencia en el mundo salvaje hasta que estos cumplan el año, a partir de aquí se vuelven independientes y emprenden la búsqueda de su propio territorio.

Datos curiosos sobre el margay

  • La esperanza de vida de este felino americano es de 14 años, aunque algunos ejemplares en cautiverio han logrado superar los 18 años.
  • Estos animales se encuentran amenazados por la actividad humana, ya que son cazados para la venta de su piel. Además, la invasión de su territorio los ha obligado a dirigirse a los urbanismos y depredar gallinas y otros animales de cría, lo que hace que sean perseguidos y asesinados.
  • En algunos ámbitos es considerado un gato doméstico, tanto así que suele ser traficado para venderlos como mascotas. Sin embargo, este es un animal salvaje y no está adaptado a la vida en cautiverio.