El caracol gigante africano, también conocido como caracol de tierra africano o como caracol grande africano es una especie de caracoles del género achatina. En esta entrada compartimos información sobre el caracol africano, sus características físicas, alimentación y algunas de las enfermedades que transmite.
El caracol de tierra africano gigante o Achatina fulica no es el único caracol de gran tamaño proveniente de África que existe, de hecho: el Achatina achatina y el Archachatina marginata también son conocidos como caracoles africanos y comparten muchos rasgos físicos similares. El principal elemento diferenciador que tiene el caracol africano achatina fulica es su caparazón de color café con ligeras betas blancas o amarillas. Los caparazones de los otros caracoles africanos tienen colores más vivos, mientras que el caparazón del a. fúlica tiene un color más bien opaco. Es común la presencia de rayas verticales en la punta del cono, lo que le da una apariencia blancuzca.
El tamaño del caparazón de este caracol es variable, los caracoles africanos gigantes adultos pueden llegar a medir hasta veinte centímetros de largo y siete centímetros de ancho, aproximadamente. Los estudiosos afirman que el caracol africano promedio puede medir hasta diez centímetros de largo, que es lo que miden la mayoría de los individuos de la especie que se han encontrado fuera de su zona de distribución natural. Las conchas de estos moluscos terrestres tienen una forma cónica perfecta cuyo patrón de desarrollo puede darse en el sentido de las manecillas del reloj o en dirección contraria. La apertura de la concha es casi siempre descrita como una medialuna ligeramente redondeada.
Además, los caracoles africanos gigantes cuentan con un cuerpo blando cubierto de una piel marrón de apariencia esponjosa y elástica que, como ocurre en la mayoría de los caracoles terrestres, segrega buenas cantidades de mucosidad que es una sustancia viscosa que les sirve como manto protector y como lubricante, así el caracol puede desplazarse con relativa facilidad por superficies ásperas y secas. En la parte superior de su cabeza cuenta con dos pares de tentáculos bien diferenciados, el par más grande y prominente sirve de base a los ojos redondos del achatina fulica. Según los biólogos el segundo par de tentáculos también tiene funciones sensoriales. La boca de este caracol está formada por una rádula o superficie dentada que cuenta con cientos de diminutos dientes que le ayudan a raspar y a masticar sus alimentos con rapidez.
El caracol gigante africano es originario del este de África, específicamente de las costas de Kenia y Tanzania, desde allí comenzó a extenderse a principios del siglo XIX a buena parte de los territorios africanos y hoy en día se puede encontrar en los territorios de:
Incluso ahora este molusco habita en la isla de Madagascar y dada su gran capacidad para sobrevivir también es posible encontrarlo en territorios climas y ecosistemas diversos:
El primer registro del caracol gigante africano hallado fuera de su ecosistema o de su continente originario es del año 1947 y ocurrió en la India, específicamente en Bengala. Ya a principios de los años cincuenta se encontraban caracoles africanos en la costa oeste de los Estados Unidos. Los investigadores explican que de los puertos de California este caracol fue trasportado a otras zonas de Norteamérica y el mundo.
La propagación de este caracol ha tenido mucha relación con el trasporte de productos, materias primas y maquinarias entre los distintos continentes. Los biólogos estudiosos de la expansión del achatina fulica afirman que los primeros caracoles y huevos viajaron en contenedores que partieron de los puertos del África oriental y que tenían destinos intercontinentales. El caracol africano gigante también ha sido transportado de forma intencional como mascota o como especie para estudio en laboratorios o en ciertas escuelas, solo que algunos ejemplares han logrado escapar y establecerse en el hábitat natural.
Se trata de una especie invasora muy temida por su alta capacidad de depredación y por ser vector de enfermedades y parásitos. En los años setenta una gran propagación de caracoles africanos gigantes en el territorio del estado de Florida supuso un serio problema de ambiente y salubridad, las acciones para la erradicación de la especie invasora costó millones de dólares de inversión y cerca de una década de trabajo. En los últimos veinte años se ha reportado la expansión de esta especie de molusco en buena parte de los países tropicales de América del sur y algunas islas del Caribe.
El caracol africano se alimenta a través de su rádula que está provista de casi ciento cincuenta hileras de pequeños pero efectivos dientes que mastican distintos tipos de alimentos. Si bien se dice que el caracol africano gigante es herbívoro, la verdad es que puede alimentarse incluso de otros caracoles pues se trata de un depredador con un apetito voraz. Estos moluscos pueden comer hojas y follaje, cajas de cartón, papeles, frutas, semillas, huesos y hasta pequeñas rocas.
Los caracoles africanos son hermafroditas y se reproducen de forma rápida a través de huevos. Los huevos de caracol africano son ovalados o redondos y un caracol puede poner cerca de doscientos huevos unas seis veces en el año.
Una pregunta muy frecuente que suele hacerse la gente es ¿Qué enfermedad causa el caracol africano? Las enfermedades que produce el caracol africano son muy variadas, a saber:
Además, el caracol africano gigante es un vector de distintos parásitos que pueden poner en peligro la salud de las personas, animales y plantas.
En ciertas zonas del mundo muchas personas han optado por tener caracoles gigantes africanos como mascotas porque se trata de un animal vistoso que puede criarse con facilidad en un terrario o jardín. Esta no es una práctica recomendada por los peligros que este animal representa para la salud de las personas y el hábitat. Muchos criadores han notado como en tan solo algunas horas un par de caracoles puede acabar con todo el follaje de un terrario o con buena parte de las plantas de un jardín y por eso los liberan, lo que trae como consecuencia la expansión de estos moluscos indeseables.
Teniendo en cuenta que estos caracoles fuera de su hábitat natural son un peligro para las personas y el ecosistema lo más recomendable es eliminarlos. Para eliminar al caracol gigante africano se recomienda usar sal o cloro. Debe evitarse el contacto directo con estos animales por lo que no pueden ser manipulados con las manos desnudas. Las autoridades sanitarias y ambientales de distintos países prohíben que estos caracoles sean arrojados vivos a los vertederos de basura, a los caños, ríos o riachuelos.
En este apartado compartimos algunos datos curiosos sobre esta especie de molusco terrestre: