La oropéndola común es un bellísimo pájaro del tamaño de un mirlo, de unos 25 centímetro de longitud, se distingue por su silueta esbelta y su poco robusto, color carne. El macho es inconfundible por el llamativo contraste entre el negro de las alas y cola, con el amarillo brillante del resto del plumaje. La hembra presenta una coloración verdosa en el dorso y blanquecina, muy moteada, en sus partes inferiores, aunque se han dado casos de hembras con el plumaje muy parecido al de los machos. Los jóvenes son como las hembras, algo más apagados.
Las oropéndolas son pájaros tímidos y esquivos, que suelen moverse entre la frondosidad de las ramas más altas de los árboles en bosque densos, siendo más fácil oír su característico reclamo aflautado, que suena algo así como “uiilaliou” regañeante, que verlo.
También emite notas ásperas cuando se siente molestado. Tiene un vuelo rápido y muy ondulado. Es poco sociable, casi siempre se le encuentra en parejas o grupos familiares. Raramente se posa en el suelo.
En las últimas décadas se ha apreciado una tendencia de este pájaro a poblar ciertos bosques quemados en algunas zonas europeas.
La oropéndola habita en bosques más o menos tupidos, sobre todo en choperas y platanares, pero también en pinedas, tanto en monte bajo como en llanuras. Siente una especial preferencia por los bosques de ribera y no falta en huertos e incluso en grandes parques urbanos. No sube más allá de los 900 metros de altura.
Es un pájaro migrador que llega a Europa en abril para criar y regresa al África tropical desde mediados de agosto. Las oropéndolas están extendidas por casi toda nuestra geografía europea.
La oropéndola se alimenta básicamente de insectos, como mariposas, escarabajos y orugas, atreviéndose incluso con la procesionaria. A finales de verano completa su dieta con frutos, como higos y moras.
Hace un voluminoso nido en la copa de los árboles. La puesta consta de 3 o 4 huevos y la incubación puede durar hasta 15 días, tarea en la que se turnan macho y hembra. Los pollos, nidícolas, cubiertos de un fino plumón blanco al nacer, tardan aún 15 días más antes de poder efectuar su primer vuelo.