Opiliones, los arácnidos zancudos que no son arañas

Los opiliones son unos artrópodos de la clase de los arácnidos llamados comúnmente morgaños. En la actualidad se conocen más de seis mil especies del orden Opiliones, los biólogos los suelen clasificar en cinco subórdenes:

  • Cyphophthalmi: son opiliones diminutos que no llegan a los 3mm. Sus ojos, las especies que los tienen, se ven poco y están separados entre sí. Suelen vivir en el mantillo húmedo del suelo.
  • Dyspnoi
  • Eupnoi
  • Laniatores: es el suborden con más especies cerca de 2 millares, la mayoría tropicales.
  • Tetrophthalmi

Si bien estas criaturas pertenecen a la clase Arachnida, los científicos explican que filogenéticamente no están relacionadas con las arañas del orden Araneae y que por el contrario son especies muy distantes, por eso estan englobados dentro del orden Opiliones. Esa distancia genética entre opiliones y arañas puede apreciarse en los rasgos físicos de estas especies. Las arañas suelen tener un cuerpo en el que se distingue la división entre la zona abdominal y el tórax, mientras que en el cuerpo de los morgaños la división entre la zona abdominal y la zona torácica no es tan notable, además tienen un solo par de ojos y unas extremidades alargadas. En distintos lugares del mundo son conocidos con diferentes nombres, en inglés suelen ser llamadas “arañas pastor”. Si bien esa denominación parece no tener relación con estos animales esta tiene una explicación lógica. En la antigüedad en algunas zonas de Europa ciertos pastores utilizaban zancos para poder observar a los rebaños entre los pastizales y las largas piernas de los opiliones recuerdan esos zancos. De hecho, el nombre científico que se utiliza para el orden taxonómico (Opiliones) viene de la voz opilio que en griego antiguo significa pastor.

Características de los opiliones

La principal característica distintiva de los morgaños son sus patas extremadamente largas, al punto que parecen desproporcionadas con respecto al resto del cuerpo. Los aracnólogos explican que, aunque los opiliones se conocen por sus grandes extremidades, algunas especies tienen patas más cortas. Otro rasgo distintivo de los morgaños es que la conexión que existe entre la parte posterior del cuerpo y el tórax es amplia, así los opiliones parecen tener un cuerpo formado por una pieza única. Existe una leyenda urbana que dice que los opiliones son las criaturas más venenosas del mundo, pero que no pueden lastimar a los humanos porque no cuentan con mandíbulas tan fuertes como para perforar la piel, pero esto no es cierto, de hecho los morgaños carecen de glándulas venenosas, por lo que no representan un peligro mortal para las personas. Para defenderse suelen desprender olor a través de unas glándulas aromáticas, en ciertas especies esa sustancia puede contener toxinas. Estos arácnidos tampoco cuentan con glándulas productoras de seda, así que no pueden tejer redes, como las arañas. Otro rasgo que los diferencia de las arañas es que los opiliones cuentan con un sistema digestivo que les permite comer porciones de alimentos sólidos (las arañas comen principalmente alimentos en estado líquido). El cuerpo de los opiliones suele ser pequeño, en promedio crece hasta los siete milímetros, aunque algunas especies pueden tener un cuerpo de hasta veintidós milímetros. Las piernas suelen ser más largas, en ciertas especies nativas de Asia las extremidades pueden medir hasta trescientos cuarenta milímetros.

Tampoco hay que confundir los opiliones con las arañas pati largas, la principal diferencia es que los opiliones no tejen telarañas.

Alimentación de los morgaños

La gran mayoría de especies de opiliones se alimenta principalmente de insectos vivos, animales muertos, hongos y materia vegetal (jugos vegetales). También existen opiliones carroñeros que comen toda clase de organismos muertos. Algunas especies de morgaños se alimentan de materia fecal. Los aracnólogos señalan que muchas especies de morgaños emboscan a sus presas pues no cuentan con una visión tan desarrollada que les permita cazar de forma activa, aunque algunos opiliones pese a su escaza visión suelen cazar de esa forma.

Reproducción

Casi todas las especies que forman parte del orden de los opiliones se reproducen de forma sexual a través de la cópula. Muchas especies incluso tienen rituales antes del apareamiento. En estos rituales los machos ofrecen a la hembra un tipo de regalo (el regalo nupcial casi siempre es una secreción corporal). Después de aparearse algunos machos comienzan a proteger a la hembra y al territorio. En otoño, todas las hembras de opiliones ponen huevos en el suelo que suelen depositar en un nido (largo y fuerte ovopositor) que construyen antes de aparearse. Las crías eclosionan a los veinte días, aunque la duración del desarrollo de las crías en el huevo depende de varios factores como la temperatura ambiental. La camada nace en primavera.

Longevidad

Muchas especies de opiliones viven menos de 2 años. Otras especies en cautiverio pueden vivir de 4 a 6 años, como es el caso de los opiliones del suborden Cyphophthalmi.

Comportamiento

Muchas especies de opiliones tienen hábitos nocturnos y por eso sus cuerpos son de colores oscuros. Las especies de morgaños que tienen hábitos diurnos se caracterizan por tener colores más vivos, algunos opiliones diurnos incluso tienen llamativos patrones amarillos o rojos. A diferencia de otros arácnidos los morgaños tienen un marcado comportamiento social. Los opiliones suelen agruparse para aumentar las posibilidades de supervivencia, soportar mejor ciertas condiciones climáticas adversas, enfrentarse a depredadores y reducir el riesgo de ser devorados de forma individual.

Mecanismos de defensa

Los opiliones han desarrollado varios mecanismos que les permiten defenderse de sus depredadores. El principal mecanismo de defensa de los morgaños es el camuflaje, los aracnólogos explican que el patrón irregular de colores que se encuentra en las patas y en el cuerpo de estos animales tiene la finalidad de impedir la identificación de las proporciones. Muchas especies de hábitos diurnos practican lo que se conoce como aposematismo, utilizan sus colores llamativos como una advertencia de peligro.

El mimetismo es otro mecanismo defensivo de muchos opiliones que tienen la capacidad de imitar la apariencia de otras especies para confundir a los posibles atacantes. Cuando los principales comportamientos defensivos no funcionan, los opiliones recurren a otros mecanismos como la tanatosis, lo que quiere decir que pueden fingir su propia muerte para que los depredadores pierdan el interés. Algunas especies en lugar de fingirse muertos aplican la inmovilidad absoluta, esto no solo les permite protegerse de los atacantes, también les ayuda a reducir la cantidad de recursos que consumen.

El mecanismo de defensa más potente con el que cuentan los opiliones son las secreciones químicas de sus glándulas. Estas secreciones crean un escudo que repele a los depredadores porque les da a los morgaños mal olor y un sabor poco agradable.  

Otro mecanismo de defensa de los opiliones en caso de que fallen los anteriores y son atrapados por una pata, se desprenden de ella rápidamente y consiguen escapar cuando se creía todo perdido.