El conocido y tan familiar mirlo es un bello pájaro de unos 25 centímetros de longitud, hasta 100 gramos de peso y complexión esbelta, con la cola medianamente larga, así como el pico, que en ambos sexos es de un llamativo color amarillo intenso. El macho adulto presenta un plumaje negro brillante uniforme y un anillo amarillo alrededor del ojo. La hembra es todo ella pardusca, algo más grisácea en sus partes inferiores. Los machos jóvenes tienen las alas parduscas y los jóvenes del año son moteados y tienen el pico negruzco.
Es fácil ver al mirlo Turdus merula corretear sobre los céspedes y en el suelo de parques y jardines o hurgar con ahínco entre la hojarasca. Tiene un vuelo rápido y ondulado, y le gusta posarse en lugares despejados como cables, antenas de TV o tapias de edificios. Emite un reclamo rechinante muy escandaloso cuando es molestado y otros muchos tipos de voces, y el canto, que suele emitir al alba o al atardecer, es muy sonoro y melodioso, intercalado de bellas notas aflautadas. A veces imita notas del canto de otros pájaros.
El daño que, el mirlo, puede llegar a acusar en huertos frutales queda en mucho compensado por la gran cantidad de insectos que consume y que son nocivos para el hombre.
El mirlo común es un pájaro muy ubicuo, que se ha acostumbrado muy bien a la presencia humana, poblando con éxito jardines y parques de nuestras ciudades y pueblos.
Sin alejarse nunca de las formaciones boscosas, está también presente en áreas arbustivas, huertos y hasta en bosques de alta montaña por encima incluso del nivel de las nieves. Pero en general siente una especial preferencia por los bosques con abundante sotobosque.
Es un ave muy común en Europa y parte de áfrica. También es habitual en islas de dichas regiones.
El mirlo se alimenta de insectos de gran tamaño como saltamontes y escarabajos, gusanos, lombrices y caracoles, pero también gran cantidad de bayas y frutos silvestres.
Los mirlos se aparean desde el mes de febrero. Construyen el nido a baja altura sobre el suelo. La puesta consta de hasta 6 huevos que durante una docena de días incubará la hembra en solitario, mientras el macho sale a cazar. A finales de primavera suelen llevar a cabo una segunda puesta.