La mantis religiosa es un insecto de la familia Mantidae, y es muy frecuente encontrar a este mántido inmóvil con el cuerpo erguido y las patas anteriores en posición de defensa y que connota una posición oratoria, de ahí que se la conozca por ese nombre común. En esta entrada compartimos información de la mantis religiosa, donde encontrarás todo lo relacionado con el ciclo de vida de la mantis religiosa.
Las mantis religiosas son unos insectos fascinantes que forman parte del super orden Dictyoptera. También son conocidas como mamboretás, campamochas o mantis. Existen más de dos mil cuatrocientas especies de mantis y aunque cada especie tiene rasgos y características únicas, como por ejemplo los accesorios ornamentales variados de cada especie, el aspecto exterior o fisionómico de las mantis es uniforme y común a todas las especies, el ejemplo más claro de esto son las extremidades delanteras.
Las patas frontales son el rasgo más distintivo del insecto mantis religiosa. Estas extremidades han evolucionado hasta convertirse en unos apéndices perfectos para la caza, por eso son una de las partes de la familia mantidae más estudiadas por los entomólogos que las denominan patas raptoriales. Estas cuentan con unas espinas que funcionan como ganchos, así cuando la mantis cierra su antebrazo la presa no tiene posibilidad de escapatoria.
La cabeza de la mantis religiosa es otro rasgo del animal que resulta interesante, en todas las especies la cabeza es triangular, pequeña, con un hocico fino localizado en el vértice inferior donde se ubican unas fuertes mandíbulas que utilizan para devorar a sus presas. En la cabeza de la mantis también destacan un par de ojos grandes, bulbosos, aunque parecen un par de ojos únicos en realidad son lo que los biólogos conocen como ojos compuestos, lo que quiere decir que están formados por otros ojos de menor tamaño (tres en la mayoría de los casos). Un aspecto interesante de la cabeza de la mantis que está presente en la mayoría de las especies es que tiene una gran capacidad de rotación, en algunos casos pueden rotar la cabeza casi ciento ochenta grados, eso sumado a sus ojos compuestos le da una amplia visión periférica, perfecta para detectar la presencia de presas y amenazas. Además, en su cabeza presenta un par de antenas filiformes de tamaño mediano.
El torax de la mantis religiosa está formado por 3 segmentos torácicos con distintos tamaños que unen la cabeza con el abdomen. El protórax o primer segmento en forma de palo y más rígido parecido a una coraza y que une la cabeza con el mesotórax o segundo segmento que es de un tamaño muy grande, indicaríamos sobredesarrollado, en comparación con el resto de segmentos corporales y en muchas ocasiones representa casi la mitad del cuerpo del mántido. Los otros 2 segmentos que le siguen son de tamaño mucho más pequeño y con un desarrollo más normal al igual que otros insectos. El tercer segmento o metatórax une el mesotórax con el abdomen.
La mayoría de mántidos poseen alas que cubren la parte blanda o abdomen y se extienden más allá de ella. También es posible encontrar especies cuyas alas no se han desarrollado o han evolucionado y sus alas no sirven para volar ya que son demasiado pequeñas. La estructura de las alas esta compuesta por 4 partes las dos alas en forma de pergamino que son las alas voladoras y ejercen esa función y sobre estas encontramos como unas alas a modo de coraza, que son denominadas tegmita, y tienen la función de proteger las alas voladoras.
Estos insectos tienen distintos colores, las más comunes son la mantis religiosa marrón y la mantis religiosa verde, pero existen especies grises, negras, amarillas, incluso algunas especies de mantis cuentan con un color de aspecto metálico brillante muy atractivo. Cuando se observa una mantis religiosa por lo general se observa el color de la parte exterior o dorsal, este color por lo general es muy parecido al del entorno (marrón, verde) pero ocurre que en la parte inferior o zona ventral estos animales cuentan con otras tonalidades variadas y llamativas (amarillo, naranja, rojo) que cumplen una función intimidatoria.
El tamaño de la mantis religiosa varía según la especie, la edad y las condiciones del entorno, lo que quiere decir que aquellas mantis que viven en áreas con circunstancias más favorables alcanzarán un mayor tamaño. Por lo general una mantis religiosa adulta puede medir en promedio de ocho a diecisiete centímetros, pero existen casos de ciertos ejemplares de mayor tamaño.
Aunque cuentan con grandes habilidades para la caza, las mantis religiosas también son depredadas por varias especies. Las mantis son amenazadas por ranas, lagartijas, aves, arañas, algunas especies de avispas y abejorros e incluso por cierto tipo de hormigas, por eso han tenido que desarrollar ciertos rasgos físicos y de comportamiento que les ayuden a sobrevivir. El principal mecanismo de defensa de la mantis religiosa es su habilidad para camuflarse y esconderse entre las plantas y árboles. Esto lo logran gracias al color de su cuerpo que en algunos casos es idéntico al del follaje de las plantas del hábitat, en otros es muy parecido al de las flores o al de la corteza de los árboles. Algunas mantis además de contar con un color que las ayuda a esconderse también tienen una fisionomía que les facilita mimetizarse. Existen especies de mantis que son idénticas a ciertas hojas secas, otras parecen ramas de árboles, algunas son verdes y otras marrones y recuerdan a las ramas secas. En algunos lugares del mundo las mantis cambian de color según la temporada, como ciertas especies que viven en África y Australia que en la temporada seca (que es la época del año en que ocurren incendios en los bosques) se vuelven negras para esconderse en el paisaje negruzco lleno de carbones y cenizas.
Además del camuflaje las mantis cuentan con comportamientos defensivos con distintos grados de pasividad, el más extremo es el caso de las especies que fingen estar muertas para engañar a los depredadores. Pero cuando estos insectos se ven directamente amenazados y no pueden recurrir al camuflaje adoptan ciertas posturas defensivas que resultan intimidatorias. Estas posturas están acompañadas de ciertos movimientos y sonidos que pueden ahuyentar a los atacantes. Una mantis amenazada en posición defensiva extiende sus patas y las agita para parecer más grande, las especies aladas extienden sus alas y aquellas que cuentan con colores brillantes en la parte interior del cuerpo también los aprovechan. Estos insectos cuando asumen esta postura resultan ciertamente amenazadores, además abren la boca y lanzan golpes que en ocasiones pueden alcanzar a sus atacantes. Los entomólogos especialistas en el comportamiento de las mantis explican que todos esos mecanismos de defensa de estos insectos son en realidad maniobras disuasorias o “engaños” donde el animal finge ser muy agresivo y peligroso, cuando en realidad para atacar solo cuenta con sus patas y sus mandíbulas, carecen de algún elemento químico que le dé una mayor ventaja defensiva.
Los entusiastas de estos insectos suelen preguntar ¿Son venenosas las mantis religiosas? ¿Qué pasa si te pica una mantis religiosa? Aunque en ocasiones estos animales pueden tener un comportamiento que resulta bastante amenazador la verdad es que las mantis religiosas no cuentan con veneno. En algunos lugares es común encontrarse con una mantis religiosa y muchas personas las evitan por temor a resultar mordidos o envenenados, pero las mantis no representan un peligro para los humanos. En el extraño caso que una mantis muerda a una persona esta mordida es totalmente inofensiva, su mandíbula no cuenta con la fuerza suficiente para provocar una herida de gravedad, además estos animales no son transmisores de enfermedades.
Los mántidos forman una familia reducida pero bastante homogénea que están acostumbrados a vivir en zonas tropicales y de ambiente cálido y soleado. Los entusiastas de los insectos por lo general se preguntan dónde encontrar mantis religiosas. No es difícil encontrar el lugar donde viven las mantis religiosas. Aunque estos artrópodos tienen un área de distribución muy amplia el hábitat de la mantis religiosa no varía, siempre se encuentran en zonas con abundante vegetación: sabanas, bosques. En las zonas urbanas pueden encontrarse mantis religiosas en los jardines, parques e invernaderos, en las ramas de los árboles, arbustos o entre las flores.
La alimentación de la mantis religiosa se basa en pequeños artrópodos, pero las especies de mantis más grandes pueden capturar y comer algunos pequeños animales vertebrados como lagartijas, ranas, pequeñas aves y peces. Ciertas especies complementan su dieta con polen. Las mantis religiosas de mayor tamaño también suelen atrapar a las mantis más pequeñas. La modalidad de caza varía de especie a especie, la gran mayoría suele cazar por emboscada lo que quiere decir que esperan a su presa, aunque también suelen asechar a sus posibles capturas con movimientos sigilosos para atacar de forma sorpresiva. Solo unas pocas especies de mantis religiosas cazan de forma activa persiguiendo a sus presas sin recurrir al camuflaje y al sigilo.
Aunque varía ligeramente atendiendo al continente donde se encuentre la especie, el apareamiento de la mantis religiosa por lo general ocurre durante la temporada otoñal. Se habla mucho del cortejo de la mantis religiosa y es uno de sus rasgos de comportamiento más conocidos, en especial porque la mantis religiosa macho es devorada por la hembra al final de la copula que es algo que ocurre solo en cautiverio y nunca en el hábitat natural (los biólogos y entomólogos aún no encuentran una explicación para este comportamiento). La gran mayoría de mantis se reproduce de forma sexual. Sus órganos reproductivos se encuentran en la punta del abdomen. El cortejo comienza con la hembra atrayendo al macho a través de feromonas, luego el macho se acerca a la hembra para depositar el esperma que fertilizará a los huevos de mantis religiosa.
Una mantis hembra puede depositar hasta cuatrocientos huevos cubiertos por la ooteca. La ooteca de la mantis religiosa es una especie de burbuja o cápsula formada por una sustancia que emana del abdomen de la hembra y tiene la finalidad de proteger a los huevos que suelen ser depredados por otros insectos (avispas y abejorros). El ciclo de vida de la mantis religiosa se compone de tres fases:
Algunas especies de mantis pueden vivir de uno a dos meses mientras que otras viven hasta seis meses.
En este apartado compartimos algunas curiosidades de la mantis religiosa:
Estos insectos son considerados las mascotas perfectas, porque los cuidados de una mantis religiosa son bastante sencillos. Se necesita un terrario acondicionado con sustrato y ramas de árboles que le permitan a la mantis moverse y descansar tal como lo haría el animal en su hábitat natural. Deben ser alimentadas con insectos vivos que pueden conseguirse en tiendas especializadas. Los grillos vivos son una excelente opción. Si se vive en un clima templado o en un lugar muy frío se recomienda mantener el calor en el terrario con una lámpara especial para mascotas.
Existen más de dos mil especies de Mantidae. Por años los entomólogos, biólogos y taxónomos han creado distintos tipos de clasificaciones para las diferentes especies de mantis religiosa que existen. Recientemente (en el 2019) los especialistas revisaron la clasificación de los insectos de la familia Mantidae, a continuación, encontrarás información de las diferentes mantis atendiendo a esa clasificación: