La garza real, cuyo nombre científico es Ardea cinerea, es una gran ave zancuada, la mayor de las garzas europeas.
El ave garza real tiene un largo cuello y patas, pico robusto y cabeza estrecha, adornada con un penacho fino y negro. Tiene el dorso gris cenizo, con machas negras en las escápulas, cabeza y cuellos blancos, con una larga lista negra a lo largo de éste. En las garzas jóvenes los colores son mucho más apagados.
La garza real ardea cinerea tiene un vuelo elegante, con lentas batidas de alas y la característica silueta de la garza, patas sobresaliendo por detrás de la cola y el cuello contraído. Pasa mucho tiempo en el suelo, donde se mueve con lentitud.
El hábitat de la garza real son zonas húmedas de aguas someras, como marismas o salinas, también en costas y estuarios, pero no falta su presencia tierra adentro, en linderos de embalses, ríos, lagunas y canales.
La garza real es un ave que se sitúa inmóvil junto a un curso de agua o en la marisma, donde espera al acecho que pase un pez, sobre el que se precipitará con un rápido movimiento de cuello, atravesándolo con el pico. Aparte de peces de todos los tamaños, consume batracios, pequeños mamíferos, reptiles, insectos y sustancias vegetales de ribera.
Las garzas reales anidan en colonias, a veces mezcladas con otras especies afines, en árboles altos o sobre vegetación palustre, siempre cerca del agua. Generalmente las parejas ocupan cada año el mismo nido, que es una gran plataforma de ramas entrecruzadas, sobre el que el macho ejecuta su aparatoso cortejo nupcial.
El macho de garza real para llamar la atención de la hembra realiza unos bruscos movimientos de cuello hacia arriba y hacia abajo y extiende las alas al tiempo que emite un penetrante cacareo, todo ello como complejo cortejo nupcial.
La puesta consta de 3 a 5 huevos y la incubación dura unos 28 días. Los pollos son nidícolas y a los dos años alcanzan la madurez.