La garduña, Martes foina, es un bello mustélido de entre 60 y 80 cm de longitud y con un peso entre 850 y 1600 gramos, siendo ligeramente mayor el macho que la hembra. La garduña es muy parecida a la conocida marta, de la que se diferencia por tener el pelaje de una tonalidad más apagada, menos rojiza, y la característica mancha de la garganta, blanca en lugar de color crema. De complexión esbelta, tiene las patas cortas, pero robustas, cabeza pequeña, orejas cortas y tiesas y los característicos bigotes.
La garduña es un animal nocturno que desarrolla su actividad en solitario y se desplaza por el suelo del bosque, aunque es capaz de trepar con asombrosa agilidad e incluso de moverse por la copa de los árboles y saltar de uno a otro como una ardilla. Las madrigueras suelen estar ubicadas en grietas de las rocas, troncos abiertos e incluso en casas abandonadas.
Su apreciada piel las ha llevado al borde de la extinción, hoy en día se crían en granjas para tal menester.
Las garduñas ocupan un hábitat muy variado, principalmente en bosques caducifolios, colinas y laderas rocosas, a veces muy cerca de los núcleos habitados, y no falta en el bosque mediterráneo. Tiene un fuerte competidor que es la marta con la que comparte hábitat y muchas veces la garduña se desplaza por culpa de este otro mustélido más agresivo.
La garduña habita en Europa: toda la Península Ibérica, excepto zonas húmedas de Andalucía y litoral mediterráneo. No se encuentra en las islas, aunque hace algunas décadas existió una subespecie en Menorca.
La garduña es un hábil y voraz cazador, que sorprende a sus víctimas gracias a su gran velocidad de movimientos. Es un depredador de pequeños mamíferos como ratones, topos y musarañas, pero también conejos, pequeñas aves, huevos, ranas y reptiles, completando su dieta en otoño con bayas. En épocas hibernales o por necesidad cuando las presas disminuyen ataca a animales domésticos en las granjas.
Las hembras dan a luz, al amparo de sus madrigueras, hasta 5 crías, que suelen nacer a mediados de primavera y que no abren los ojos hasta las 5 semanas de vida, siendo independientes a los 6 meses, cuando ya han alcanzado el tamaño de sus padres.