El carricero común es un pájaro de aspecto y hábitos discretos, que mide algo más de 12 centímetros y pesa hasta 15 gramos, de grácil silueta, con el pico fino y largo de insectívoro, y ojos oscuros. El plumaje en sus partes superiores es pardo rojizo, y blanquecino en las inferiores, con sutiles tintes ocráceos en el pecho y flancos. La cola es algo más oscura que el resto del cuerpo, con los bordes blanquecinos por toda ella, visibles cuando la despliega en forma de abanico en el vuelo nupcial. Patas grises y algo largas. Los jóvenes son más pálidos.
El carricero común es un ave muy inquieta y activa, que se mueve con gran habilidad entre las cañas, emprendiendo vuelos cortos a baja altura, y si no fuera por su potente canto, la mayoría de las veces pasaría por completo inadvertido. Es un canto prolongado y variado, en el que se alternan las notas ásperas y machaconas, muy insistentes, con otras más líquidas y musicales, todas ellas de difícil transcripción. El reclamo de alerta es un “scoerr” ronco y muy sonoro.
La injustificable destrucción de su hábitat, sobre todo los carrizales, está suponiendo en serio peligro el futuro de esta especie.
El Acrocephalus scirpaceus ocupa un hábitat muy específico, en áreas palustres como riberas de marismas, ríos y lagos, lagunas y embalses, con una densa cobertura de carrizales, pero también es posible encontrarlo en setos densos de vegetación enmarañada, huertos y cultivos.
Es un ave migratoria que llega a europa para criar desde mediados de abril y regresa a sus cuarteles de invernada en África tropical desde finales de agosto. Se encuentra disperso, pero local, por toda nuestra geografía europea y sobre todo en la Penísula ibérica y Baleares.
Básicamente, insectos y sus larvas, que caza al vuelo o sobre todo entre las cañas, pero también arácnidos y gusanos.
El carricero común construye el nido, en forma de cesto, colgando entre las cañas, a poca altura del suelo o el agua. La única puesta anual, que realiza en el mes de mayo, consta de hasta 5 huevos, y la incubación, a cargo de ambos cónyuges, dura unos 12 días. Los pollos, nidícolas, aún tardarán 2 semanas antes de emprender el primer vuelo.